He visto a mi abuela hacer un pastel así muchas veces, pero este es mi primer intento. Siempre pensé que era bastante difícil y que no dependía de mí. Hoy me enfrenté a este desafío y les presento el resultado 🙂


Productos:

500 ml de agua tibia
1 kg de harina
1 cucharada sal
unos 500 g de queso
200 g de mantequilla de vaca
1 huevo

Amasar una masa suave con el agua, la harina y la sal. Dividir en 20 bolitas del tamaño de un huevo. Se envuelven las bolas en una toalla y se dejan “reposar” durante unos 30 minutos. El queso se desmorona. El fondo del molde, en el que vamos a tirar la tarta, se unta generosamente con mantequilla fría. El aceite restante se derrite. Tome el primer pan y estírelo ligeramente hasta convertirlo en un círculo con un diámetro de unos 20 cm y colóquelo en el fondo de la bandeja. Luego tiramos con cuidado la masa hasta los bordes de la bandeja y la pegamos a las paredes. Espolvorea la corteza con queso. Derrita los siguientes panes primero en el aceite tibio. Luego tiramos un poco en el aire, nuevamente formamos un círculo de unos 20 cm y lo colocamos en el medio de la corteza frontal. Tiramos de la masa hasta llegar al final del molde. (Espolvoree con queso. Haga lo mismo con todos los demás panes, espolvoreando 3-4 cucharadas de mantequilla derretida sobre 4 cortezas. Unte la última corteza con el huevo batido y espolvoree con trozos de mantequilla.
La masa se hornea a horno moderado hasta que esté dorada. Cuando se saca aún caliente se rocía con agua y se envuelve en una toalla para que se ablande.

*Asegúrate de que el aceite esté tibio. Cuando se enfríe, recaliéntalo, pero con cuidado de no cocinar al vapor.
No te preocupes incluso si se rompe una cáscara. Cubrirás con el siguiente.

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